Mirar teatro también es aprender a mirar a quienes hacen teatro. A quienes sostienen, con la respiración y la entrega, esa frontera vibrante entre lo cotidiano y lo extraordinario. Por eso hoy, por primera vez, la reseña deja de enfocarse en una obra para detenerse en un artista. Y en una persona que, sin pretenderlo, volvió a revivir en mi el deseo de estar en escena. Lucas García . Hablar de Lucas es hablar de alguien que vive en el borde exacto entre el sueño y la acción. Un soñador disciplinado. Un apasionado del oficio, del entrenamiento, de la búsqueda. Un tipo que, desde muy joven, encontró en una platea de costado, mirando entre bambalinas cómo un actor se maquillaba apurado antes de volver a escena, la primera llamarada que después lo empujaría a estudiar, a enseñar, a dirigir, a no soltar nunca la teatralidad. También es hablar del Lucas que mira a través de una lente: el fotógrafo que captura la respiración viva de las puestas en escena , congelando en imágenes la energía ...
No es lo mismo ver que mirar. Ver es pasar los ojos; mirar es dejarse atravesar. Mirar teatro es abrirse a otros cuerpos y verdades, habitar por un rato mundos soñados y sostenidos por el pulso del teatro independiente. Desde mi blog MIRO TEATRO escribo para agradecer, acompañar y sumar a esa red que sostiene el arte local. Cada reseña es un abrazo entre colegas, un gesto de amor hacia quienes crean desde la pasión y la resistencia. Mirar teatro es también sostenerlo y celebrarlo.